Subdirector periodístico de El Comercio
Editor Central de Política
Llegamos el sábado en la mañana al local de campaña del Apra en Miraflores.
Alan García se encuentra tranquilo y sonriente. Aunque las encuestas en esta elección no le favorecen, el ex presidente dice sin inmutarse: “Yo no estoy de paso en la política. No entro a la cuarta candidatura porque sé que voy a ganar. Entro representando a una facción del electorado que tiene que ser representada”. Luce convencido cuando afirma que, “así como un poeta no puede dejar de escribir, un político no puede dejar de hacer propuestas”. Y, a pesar de que su presencia en las encuestas se reduce, su presencia en la pequeña habitación en la que nos recibe solo crece. Y lanzamos la primera pregunta.
¿Una campaña desde la derecha?
Faltando dos meses para las elecciones, su intención de voto es de 5%, según nuestra encuesta. Está en empate técnico con Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza. ¿Será que es más difícil postular como el candidato de la derecha?
No, es más difícil candidatear como aprista porque siempre hay un voto que solo se expresa al final. Y, como se ha demostrado en elecciones anteriores, a dos meses solo queda esperar. Seguro que pasaremos a la segunda vuelta.
A dos meses de las elecciones en el 2001, su intención de voto rondaba entre el 12% y 15%. Y en el 2006, entre el 15% y el 20%. Ahora está mucho más atrás.
Es posible, pero ahora es otro tiempo. Es más volátil. Hay más candidatos. Hay distracciones y fuegos artificiales permanentes, de manera que hay que esperar confiados en que las obras hechas y la importancia de los partidos llevarán a un voto seguro.
Hablando del voto seguro, usted dijo que el voto por la Alianza Popular al final sería uno por la experiencia, uno seguro y pragmático.
El peruano y la cultura universal de los medios de comunicación imponen una actitud pragmática. Y ese pragmatismo lleva a buscar lo más seguro.
No es lo que dice el pasado. Usted en el 85, Fujimori en el 90, Toledo en el 2001, Humala en el 2011 no representaban el voto seguro, sino la novedad.
Bueno, pero la campaña consiste en hacer notar la diferencia entre la improvisación y la informalidad que conduce a las tachas y los plagios, versus la seguridad que significa la experiencia.
Pero los antecedentes muestran que la gente no necesariamente vota por lo seguro.
Usted lo está diciendo, no ‘necesariamente’.
Volviendo a la pregunta inicial, la percepción de la mayoría de peruanos, según la encuesta que publicamos hoy, es que usted, junto con Keiko y PPK, es el candidato ubicado más a la derecha. La alianza con el PPC, además, lo convierte en el candidato de la derecha conservadora.
Esa es una calificación gratuita y fácil de un periodista. No lo considero así. El partido del pueblo tiene objetivos en su programa que no son lo que usted llamaría conservadores. Cambiar la redistribución de la riqueza mediante el canon comunal o favorecer la titulación, entre otros ejemplos.
¿Su aliado, el PPC, no es un partido conservador?
No. Es un partido de clase media.
El Apra es un partido progresista. Está, por ejemplo, a favor de la unión civil. El PPC, en cambio, está abiertamente en contra.
Por eso, nuestro programa define claramente cuáles son los temas centrales que vamos a poner en marcha, y lo otro se dirimirá en las instancias parlamentarias.
Usted entonces, de llegar al gobierno, ¿sí pondría en agenda el tema de la unión civil a pesar de la oposición del PPC?
Estoy seguro de que será llevado al Congreso y estamos a la expectativa de los resultados.
Si el Apra es progresista, ¿cómo lleva en su lista al Congreso a una persona que afirma que “las mujeres no pueden salir embarazadas cuando son violadas porque no lubrican”?
Es una expresión. Pero creo que el señor Eguren es mucho más que eso. Y no por una de las facetas de su pensamiento vamos a descartar sus calidades de líder en el sur.
Pero usted no está de acuerdo con esa posición.
Esté o no de acuerdo, es accesorio a la necesidad de que el señor Eguren y su lista parlamentaria triunfen en Arequipa.
¿Al llevarlo en su lista no valida posiciones como esas?
No. ¿Al aceptar su entrevista acaso estoy validando alguna circunstancia suya?
No lo sé, pero no me está llevando en su lista al Congreso.
Bueno, lamentablemente porque usted no me lo planteó a tiempo, ja, ja, ja. Pero no, le repito que no es así.
¿Qué estrategia tiene para llegar a los jóvenes, un segmento con el que no está enganchando?
Bueno, muchas gracias por su epitafio y por su detección tan pronta de que no estamos enganchando. Yo, en cambio, creería que sí. A los jóvenes hay que llegar con planteamientos de fondo y salvarlos de las leyes ‘pulpín’. Hay que crear empleo para que puedan beneficiarse del crecimiento con derechos totales. Pero generando un modelo que llamamos “empleo joven por impuestos”, que significa poder deducir del impuesto final los costos en los que incurre un empleador para generar un nuevo empleo sin desplazar a otro anterior. También hay que recoger lo que ya existe, como Beca 18, hacer algo más integral como el “ministerio de la juventud” y llenar los vacíos de la administración con profesionales jóvenes.
Los indultos
Usted dijo que el objetivo de la política de indultos y conmutaciones era erradicar el hacinamiento de los penales.
Es verdad.
Si efectivamente existía la intención de descongestionar las cárceles, ¿por qué solo construyó un penal durante su gobierno?
Usted ha tomado el tema de las conmutaciones desde el lado del hacinamiento. Yo como persona y por potestad presidencial lo tomaba desde el lado cristiano de dar oportunidad a la gente.
Eso no es lo primero que dijo. Mencionó que era para evitar el hacinamiento.
Bueno, está dentro de las propuestas. Pero la motivación central era dar otra oportunidad a la gente.
¿No era entonces para evitar el hacinamiento, sino un tema cristiano?
No, he dicho ‘además’. No me cambie las cosas, pues. El tema era evitar el hacinamiento, en segundo lugar dar oportunidad a las personas y en tercer lugar ser consciente de que un día de cárcel en ese tipo de prisión equivale a cuatro o cinco días de cárcel en prisiones norteamericanas, que las envidiaría cualquier humilde en el Perú.
Se cuestiona que existiese una mayor proporción de beneficiados sentenciados por tráfico de drogas.
Aquí no está preso El Chapo o Pablo Escobar. Sarita Colonia está llena de microcomercializadores.
Cuatrocientos de sus conmutaciones beneficiaron a condenados por tráfico de drogas agravado, no a paqueteros.
Esas 400 conmutaciones han sido elevadas al Poder Judicial para verificar irregularidades. Solo las han encontrado en un caso y se ha condenado a un solo funcionario.
La mayor parte de la población penitenciaria la constituyen los sentenciados por robo agravado. Su gobierno, sin embargo, conmutó penas al doble de narcos que a sentenciados por este último delito. ¿Por qué esta desproporción?
Un buen periodista comenzaría buscando los archivos del Ministerio de Justicia para ver quiénes son los que pidieron los indultos. Lo que llega al presidente es lo que le envía este ministerio.
¿Pero no le llamó la atención que le enviaran esa gran proporción de pedidos de gente sentenciada por tráfico ilícito de drogas?
Lo que yo recibo es una propuesta del Ministerio de Justicia. Yo no voy a los penales a estar escogiendo. No meta eso en la cabeza de sus lectores, por favor. Esta es una entrevista de los indultos y de las conmutaciones, por lo que veo.
Olvidémonos de los narcotraficantes. Usted benefició con indultos y conmutaciones a 1.781 sentenciados por crímenes violentos, asaltos en banda y con armas de fuego. ¿No le preocupaba liberar a tanta gente tan peligrosa?
Usted está caricaturizando el tema. Le exijo que me diga cuántos de esos 1.781 tenían armas de fuego en vez de lanzar una generalidad.
Se trata de sentenciados por crímenes violentos. Da lo mismo que fuesen condenados por atacar con armas de fuego, con cuchillos o con un martillo. Son peligrosos.
Durante las investigaciones del Congreso, se estableció que solo el 4% había reincidido. Normalmente, los sentenciados reinciden en 36%. Es un error su apreciación.
La inseguridad ciudadana
Ha prometido reducir la delincuencia en 12 meses. Pero en su gobierno pasado los delitos registrados aumentaron en alrededor del 15%. ¿Por qué creerle que esta vez sí podrá contra el crimen?
Con este gobierno ha subido 60%.
Ahora es más grave, pero usted también lo dejó peor que lo que lo encontró.
Se ha incrementado el delito de tal manera y el sicariato ha subido tanto, que se hace inevitable tener como primer objetivo la seguridad.
Evade la pregunta. ¿Por qué creerle si en su gobierno pasado falló?
No intento convencerlo de que usted me crea.
Según nuestra última encuesta, solo el 3% del electorado cree que usted es el indicado para combatir la delincuencia.
Estoy seguro de que al escuchar nuestros planteamientos confiará más.
La economía
Hablemos de minería. ¿De qué se trata su idea del canon comunal?
Se trata de distribuir mejor y más directamente una parte de la riqueza nacional que nunca llega a las comunidades campesinas.
¿Se repartiría cuando ya esté dando utilidades el proyecto? Si fuese así, no se resolvería el problema de la dificultad de obtener la llamada licencia social.
El canon comunal no es la regalía de propiedad del subsuelo. Es una cantidad de recursos que se distribuye entre las comunidades campesinas.
¿Pero son recursos que se pagan a las comunidades aledañas derivados del mismo proyecto?
No necesariamente, porque hay comunidades más alejadas y que, por su escasez de recursos, son las que más se suman a las protestas, ya que saben que no les llegará nada.
¿Y dar a las comunidades la propiedad del subsuelo?
Estoy de acuerdo, pero necesitaría una reforma constitucional. En los estados modernos, se reconoce que los recursos del subsuelo son parte de la propiedad del suelo. Por supuesto, el que los extraiga pagará impuestos.
Ha atacado el sistema de los ‘services’ y ha propuesto reducir el plazo máximo de los contratos temporales. Somos uno de los países con mayor rigidez laboral. ¿No deberíamos apuntar hacia la flexibilización?
Yo no voy a tocar el tema laboral. La obligación del Estado es crear empleo. Favorecer las condiciones para que venga inversión y se multipliquen los puestos de trabajo.
¿Y una de esas condiciones no es un régimen laboral más flexible?
En crecimiento, el trabajador escoge su trabajo. Pero en condiciones de decrecimiento el trabajador se aferra a su estabilidad y el empresario busca que le abaraten el costo del trabajo. Pero esto es efecto de una situación psicológica. Tenemos que volver al gran crecimiento.
¿Qué opina de la idea de Acuña de controlar los precios de los alimentos?
Es una tontería. Para que vea todo lo que trae el control, mire a Venezuela. Y yo también he ido por ese camino hace 30 años y no conduce a nada. Hay que dar beneficios a la gente, pero no mediante el controlismo.
Pero usted ha propuesto controlar las tasas de interés que cobran los bancos.
Reducir las tasas. El término ‘controlar’ es suyo.
Usted ha hablado de tasas máximas.
Hay países en los cuales se establece la tasa máxima.
Bueno, pero ese es un control.
Pero por el BCR o por la SBS.
Sigue siendo un control.
Quédese usted con las tasas mayores a 100%. En Chile y en Colombia, hay tasas máximas.
En Chile, dos años después de implementar las tasas máximas, el 28% de los deudores salió del sistema formal y ahora toma créditos en el informal. ¿Usted prefiere que haya peruanos que tomen créditos de un agiotista?
Tendría que verificar las cifras de Chile. Pero ahí el sistema financiero y su asignación de créditos son bastante sólidos. Digo que tenemos que bajar las tasas de interés y para eso hay instrumentos como el ingreso de más bancos o el bono del buen pagador.
Más allá de las elecciones
El futuro del Apra después de usted luce sombrío.
Otro epitafio lanzado en El Comercio. Su Diario nos ha declarado muertos desde 1931. ¿No aprenden? Más cerca está de morir la lectoría de un diario que el Partido Aprista. Ya deberían cansarse de hacer epitafios. ¡Les voy a conseguir un empleo en el cementerio! [Ríe] Cuando ya no tenga ánimo vital y no sea una locomotora para el partido, este buscará una alternativa. Y hay varias: Mulder o Cornejo, por ejemplo.
¿Quién ha sido su adversario político más importante?
Es una gran pregunta. [Reflexiona]. Adversario electoral, yo diría que Lourdes Flores, dentro de un espacio previo a competir contra el chavismo de Humala. En el espacio político global, he tenido adversarios que he respetado intelectualmente como Javier Diez Canseco. Alfonso Barrantes fue un adversario importante por su bondad y transparencia política.
¿No ve en sus actuales competidores adversarios de ese nivel?
Diría que el fujimorismo, no la señora Fujimori, es un adversario importante en la conciencia nacional.
¿Qué es lo más difícil de ser un político con su trayectoria?
La responsabilidad de mejorar lo que uno ha hecho. Si uno está insatisfecho por lo que no hizo, hacerlo bien. Y si uno está teóricamente satisfecho porque hizo algo bien, hacerlo mejor. Como dice Fernando de Szyszlo, “todavía no he pintado el cuadro de mi vida”.
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