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jueves, 17 de diciembre de 2015

Palmas Compañera
Actualidad El APRA y el PPC unen fuerzas en Alianza Popular. Potencial electoral de Lourdes Flores busca impulsar candidatura, hasta ahora estancada, de Alan García.
FOTOS - CARETAS
García convenció personalmente a Lourdes para que vaya a la vicepresidencia. Derecha, Flores: “El típico elector del PPC quiere seguridad en sentido grande, estabilidad”.

¿Suicidio asistido? ¿Síncope sanisidrino? ¿O una apuesta salvaje con posibilidades de gran retorno?

Las negociaciones para ultimar la alianza APRA-PPC arrancaron el jueves 3 y culminaron la noche del sábado en la oficina del presidente del segundo partido, Raúl Castro. Entre las 9 y las once de la noche las tratativas casi se caen.

Fueron tres largas sesiones donde se superaron las diferencias para aterrizar los acuerdos de cogobierno adelantados por Alan García y Lourdes Flores Nano.
La denominación conjunta de Alianza Popular aprovecha el punto de encuentro entre los nombres de ambos partidos y abandona lo de Revolucionaria Americana en el caso de los apristas. No fue tan fácil zafarse de lo “cristiano” reclamado con fervor como pepecistas como Rafael Yamashiro.

De los 130 candidatos al Congreso, 37 serán del PPC. En Lima tendrán un protagonismo especial y en algunas regiones como Arequipa –muy posiblemente con Juan Carlos Eguren–, la cabeza de lista.

Al cierre de esta edición, bregaban para sortear las dos observaciones del JNE luego de la inscripción de la alianza, el domingo 13: las especificaciones del logo digital (la estrella del APRA dentro del mapa del PPC) y, lo más complejo, la distribución de las curules por departamento. La alianza es completada con Vamos Perú del alcalde chalaco Juan Sotomayor y Fuerza Loretana, del exgobernador Yván Vásquez.

Pero la expresión máxima del servinacuy es la inclusión de Lourdes como primera vicepresidenta en la plancha de García. Una cosa era llevar a los pepecistas al Congreso y otra tener a su máxima lideresa en la primera fila de la campaña. Más aún cuando había asegurado que no participaría en ninguna capacidad.
De ello la convenció personalmente García.

LOS VOTOS DE LOURDES

En el Perú, los integrantes de las planchas suelen ser elementos decorativos que, en todo caso, proyectan mensajes de especialización o diversidad. Cómo olvidar al sindicalista José Luis Risco en el caso de la propia Lourdes y el almirante Luis Giampietri con García. Y, para refrescar la memoria, César Acuña que acompañó a Pedro Pablo Kuczynski en las elecciones pasadas.

Esto es otra cosa. Y la historia electoral de los nuevos socios es reveladora. 
García dejó a Flores fuera de la segunda vuelta en el 2001 y el 2006. En el primer caso, ambos bordearon el 25% de la votación. El aprista tuvo un poco más de 2.7 millones de votos y Lourdes se acercó a los 2.6 millones. En el 2006 el asunto fue más dramático. Cada uno contó con casi 3 millones de sufragios, pero Lourdes se quedó por un poco más de 52 mil.

A ello súmese el bastión limeño de la pepecista.

En las presidenciales del 2006, Lourdes ganó en Lima con más de 1.5 millones de votos. Medio millón más que cada uno de sus contendores, García y Ollanta Humala. En ese contexto, resulta interesante que en las municipales de Lima del 2010 Lourdes tuviera un poco más de 1.7 millones de votos y fuera derrotada por Susana Villarán, que le sacó menos de 40 mil votos de ventaja.

Es decir, Lourdes siempre ha perdido con un huevo de votos. Y cabe preguntarse si ese caudal, como parece sugerir la capital, tiene potencial de continuidad.

CUESTA ARRIBA

Los números de García, hasta ahora, no se reflejan en las encuestas. Asentado en el cuarto lugar, con alrededor del 8% de intención de voto en las encuestas, el expresidente no sale de su encrucijada.

Si bien en los últimos días la comisión pepecista también sostuvo tratativas con los equipos de PPK y Acuña, la apuesta de Lourdes siempre fue la del APRA. 
Solo García le ofreció la posibilidad de ser un actor con peso específico en un eventual gobierno. Flores nunca ha ejercido cargos ejecutivos y los optimistas de la alianza ya la ven de primera ministra.

En su lógica, la vulnerabilidad que PPK refleja en algunas encuestas como la última de GFK, que le asigna un 9%, por debajo de Ipsos (16%) y CPI (17%) puede acentuar la tendencia al alza de Acuña
En ese escenario, la proyección de dos partidos con historia y organización, calculan los actores de la alianza, resulta interesante.

García intenta, además, abrir juego y romper el dique de su antivoto. No es solo el caso de los narcoindultos (ver más). A Lourdes le recuerdan que integró la Comisión que sustentó en 1991, ante el Senado de Estados Unidos, el informe Kroll contra García.

“Prescripción” es el término que le enrostran a Flores Nano.

Del Castillo ya ha desempolvado sus documentos de la defensa a García. “La acusación por cuatro delitos contra García, que incluía los delitos de enriquecimiento ilícito, concusión y los casos del BCCI y Mirage, fue casi toda desestimada por la Fiscalía”, recuerda. “Solo persistió en el enriquecimiento”.

En diciembre de 1991, el Poder Judicial archivó el caso. En enero siguiente, la Primera Sala Penal de la Corte Suprema declaró infundada la queja. “Luego del autogolpe del 5 de abril sacaron a todos los jueces que habían tenido que ver con el caso. Solo dejaron a Moisés Pantoja, que había tenido un voto singular contra García”.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos confirmó en 1995 que no se trataba de un caso de prescripción, sino de cosa juzgada. Ese fallo determinó que, en el año 2000, la Suprema resolviera su archivamiento. “Lo de la prescripción es una leyenda urbana”, dice Del Castillo. 

LA INTERNA

No convencerá a todos, como lo simboliza la indignación de pepecistas de diseño como Sol Carreño y Rosa María Palacios, pero los puntos de encuentro entre la Democracia Cristiana y la socialdemocracia aprista se han multiplicado. Durante las negociaciones, saltó a la vista el énfasis regulatorio que buscan imprimir sectores apristas versus la corriente eminentemente liberal del PPC.

En la última reunión realizada en la oficina de Castro, Marisol Pérez Tello entró y salió. Efectivamente, no firmó el acuerdo de la alianza. Ella viajó a Washington y en su despacho señalan que se mantendrá en cura de silencio hasta enero. Alberto Beingolea, que según ha trascendido también se oponía a la alianza, sí estampó su firma. Igual que Javier Bedoya de Vivanco, a pesar de su renuncia ante los medios. El documento también incluye las rúbricas del resto de la comisión: Castro, Eguren, Hildebrando Tapia, Edgardo del Pomar y Rafael Yamashiro.

Por el frente aprista, fue Mauricio Mulder quien había expresado las mayores reservas. Incluso, durante el segundo gobierno de García se celebró una cena entre las dirigencias de ambos partidos para explorar las tempranas posibilidades de un acuerdo. Mulder filtró la reunión y salió a denostar a la “derecha”. Pero lo cierto es que por entonces García y Flores se reunieron en varias ocasiones, tanto en Palacio como en la casa de la lideresa.

Jorge del Castillo confirma que, esta vez, “Lourdes lanza la idea” de la alianza. “Pero no había cómo operarla en medio de la crisis”. El PPC venía enfrascado en un agudo enfrentamiento interno por el control del partido, donde Castro buscaba retener la Presidencia y Lourdes –sin un cargo en la dirigencia– apoyaba a Beingolea para reemplazarlo.

EL ‘TUCÁN’ SALVÓ AL PPC

“Gracias al APRA se ha unido el PPC”, bromeó Del Castillo al terminar las negociaciones.

Hace tres semanas, el expremier se reunió con Castro en la cafetería La Baguette de La Molina y se destrabó la posibilidad de entendimiento. Las objeciones de Castro venían más por la pugna doméstica que por los factores programáticos.

Pero quien salvó al partido –si es que así ocurre– fue el propio fundador Luis Bedoya Reyes, como lo vaticinó la portada de CARETAS 2412. Fue el ‘Tucán’ quien, en medio de una tragedia personal como la muerte de su hijo Luis Bedoya de Vivanco, ordenó seguir con el reordenamiento interno del partido, accedió a la permanencia de Castro en su puesto durante esta campaña y designó a la comisión que determinó la alianza con el APRA.

Del Castillo recuerda que Bedoya Reyes era el secretario del presidente José Luis Bustamante y Rivero cuando, en 1945, el APRA logró un acuerdo por entonces inédito con el gobierno. El propio Bedoya recordó hace poco, entrevistado en estas páginas, un momento crucial de entendimiento durante la Constituyente de 1979. Del Castillo suma a la lista el frente unido durante los últimos años del fujimorismo.

Esta vez –a pesar de la necesidad que había de emparejar el suelo pepecista antes de llegar a nada, y a pesar del entendimiento entre dos partidos solitarios en medio de la dispersión política– la tracción de la alianza con García reposa en Lourdes Flores Nano.

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