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domingo, 20 de junio de 2010

Política | Dom. 20 jun '10

Kouriosidades III 

Autor: Pedro Salinas 

A veces el tiempo, en lugar de poner las cosas en su sitio las deja regadas por ahí, en cualquier parte. En el olvido, usualmente. Esta historia que voy a resumirles, por ejemplo, ya es conocida por todos, y también la he reseñado en este papel, pero a estas alturas en que se da todo por sentado, lo cierto es que estoy con quienes creen que no está demás recordar, con el ánimo de recuperar la memoria cívica, y otras cosas.

El asunto que les quiero relatar empezó, para variar, en la salita de la corrupción, cuando en ella habitaban Vladimiro Montesinos y sus compinches y sus camaritas que registraban todo. El 'Doc’ y Luz Salgado y Absalón Vásquez, como de costumbre, estaban ese día empeñados en someternos perpetuamente a la autocracia del jefe de todos ellos, Alberto Fujimori. Lo clásico. Un fastidioso cosquilleo le recorría las ingles a Montesinos, porque en breve iba a reunirse con Álex Kouri y quería formalizar de una vez por todas su sociedad en torno a la mentira. Quién iba a imaginar que el propio Kouri era el más entusiasta con aquella alianza.

“Tú eres una persona joven. Eres un muchacho hábil. El futuro te depara una responsabilidad mayor”, decía Montesinos ante Salgado y Vásquez, quienes lo observaban repasando las líneas zalameras que luego le dedicaría a Kouri, como un actor que se prepara antes de subir al escenario. Tú y yo llevaremos la voz cantante, le ordenó a Salgado. Pero primero hay que hablar de lo que le interesa a él, no de lo que nos interesa a nosotros, espetó el 'Doc’. Claro, claro, asentía como cacatúa Luz Salgado. Luego, Montesinos y sus secuaces, se dedicaron a ultimar los detalles. Que, verbigracia, Kouri ingrese a la cueva de Montesinos sin aspavientos, sin que nadie se entere, por un garaje secreto. Y bueno. Así fue. Todo esto ocurría, ya saben, en el Perú de 1998, cuando solamente regían en el Perú la 'Ley de Murphy’ y la 'Ley de la Recontrarreelección’.

Cómo estás, Alexito, le dijo Salgado. Qué gusto de saludarte, respondió Kouri. ¿Cómo va tu Callao? ¿Y tu playa? Y pásame la Manty, decía Salgado interpretando su rol secundario en el libreto. Pero ya se los había adelantado líneas arriba. No se imaginaron que Alexito tenía pensado el asunto del pacto mejor que ellos mismos, los cuales deben haberse sentido por un momento como las tres hienas idiotas frente a Scar.

Yo les planteo lo siguiente, les dijo Kouri, canchero, dueño de la situación, robándole el micro a Montesinos. Si nosotros logramos un trabajo conjunto, hacer un capote en el Callao, y blablablá, podemos arrinconar a Alberto Andrade, el adversario político del Gobierno en la Municipalidad de Lima. Después les propone un blufeo. Hacer una finta, como que él va a aspirar a Lima para enfrentarse a Andrade, pasando como un independiente que no tiene relación alguna con el régimen. También les dice que, por si acaso, él no tiene aspiraciones presidenciales para el dos mil. Que por favor no lo vayan a ver como un rival político en el futuro. Que nada que ver. Y así. Al rato vuelve sobre el tema. “Creo que desde la zona periférica hacia el Cercado podemos derrotarlo (a Andrade)”, dice Alexito. Sin embargo, deja en la ambigüedad sus reales intenciones, porque él, dice, prefiere ir a la reelección en el Callao.

Cuando lo suelta, luego de que 'Vladi’, Salgado y Vásquez ya lo veían como a su candidato encubierto, Luz Salgado pregunta: “¿Y quién puede ser la figura para Lima?”. Y Kouri, quien siempre tiene cuyes en la chistera, les propone un nuevo escenario: “¿Pero para qué lanzar una candidatura provincial en Lima? Déjalo que corra solo”. Dicho ello, Alexito, mosca, se lanza a esbozar ideas complementarias. Arranquémosle los distritos y que se quede solo en Lima. Yo puedo convocar en mi grupo a gente del Gobierno pero también de la oposición, asegura. Así lo debilitamos. Así descabezamos a la oposición. En cambio, si eventualmente voy a Lima y pierdo, perdemos Lima y el Callao, y eso para Andrade sería un triunfo categórico, añade, como para meterles susto y venderles la fórmula de que él es su caballo de Troya. O su burrier.

Llegados a ese punto de la conversación, en el que poco hay de sentido común pero sí bastante de sentido de la oportunidad, y en el que quedó claro el interés utilitario de Kouri, entonces interviene Montesinos con ese tono de “aquí se respetan mis reglas o te puedes ir a la mismísima mierda”, y señala: “Estamos en enero, tenemos ocho meses por delante”. (Continuará).

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