Por Ghiovanni Hinojosa - La República
Un cajamarquino de un metro cincuenta de estatura se frota las manos en su oficina trujillana. Dueño del consorcio universitario más grande del país –que agrupa a las universidades César Vallejo, Señor de Sipán y Autónoma del Perú– y reelecto alcalde de la capital de La Libertad, se siente el principal triunfador de las últimas elecciones regionales y municipales. El considerable número de plazas que ha conquistado su partido político Alianza Para el Progreso (APP) en el norte peruano justifica esta percepción: dos presidencias regionales (Lambayeque y Ayacucho), catorce alcaldías provinciales (Trujillo, Bolívar y Pataz en La Libertad; Ferreñafe en Lambayeque; San Martín en San Martín; Contumazá y San Marcos en Cajamarca; Asunción, Huari y Ocros en Áncash; Huaura en Lima; Páucar del Sara Sara y Víctor Fajardo en Ayacucho; y Huacaybamba en Huánuco), 78 alcaldías distritales, 19 consejeros regionales y un promedio de 600 regidores. “Es un Ejército, ¿ah?”, bromea por el hilo telefónico César Acuña Peralta desde Trujillo. Asegura que, en total, APP ha conseguido introducir a cerca de 700 candidatos en la estructura del Estado.
Pero quizá su mayor logro sea el haberle ganado por segunda vez consecutiva al Apra en Trujillo. Esto no solo por la ya larga disputa política entre su agrupación y el partido de gobierno, sino porque debió luchar voto a voto contra la estrella. Acuña se impuso a Daniel Salaverry con una diferencia de solo 2.8% de votos, mientras que en el 2006 había ganado con un margen de 27.8%. Las razones que explican este bajón pueden ser: el incumplimiento de su promesa de construir un moderno terminal terrestre en la ciudad, la declaración que dio antes de los comicios en el sentido de privilegiar con puestos de trabajo a los egresados de sus universidades, los vaivenes que hubo en torno a una eventual postulación presidencial y a la intensa campaña desplegada por los principales dirigentes nacionales del Apra en Trujillo. Pese a todo, César Acuña tiene un valioso capital político: más de 2 millones 200 mil peruanos marcaron la A de su partido el 3 de octubre. No en vano es, junto con Lourdes Flores y el PPC, el socio más influyente de la Alianza por el Gran Cambio de Pedro Pablo Kuczynski; alguien que impuso muchas de sus condiciones.
El ejemplo de la familia
“Él es responsable del éxito de muchos de nosotros porque es una persona solidaria, comprometida con el desarrollo de la familia. Todos lo miramos como un ejemplo”, confiesa el ingeniero civil Humberto Acuña Peralta, gerente general de la Universidad Señor de Sipán y recientemente elegido presidente regional de Lambayeque. Reconoce que su hermano César, a quien llama “el presidente fundador”, influyó en su decisión de incursionar en la política. En total, son 12 hermanos, 11 de los cuales están vinculados con APP. Solo uno, Virgilio Acuña Peralta, milita en Solidaridad Nacional. César, de 58 años, es el tercero y posee una historia de carencias y esfuerzo. Sus padres eran campesinos y cuando era niño debía caminar cuatro kilómetros para llegar a su escuela.
Hoy, César Acuña es ingeniero químico y doctor en Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Además, es un empresario exitoso: según una declaración suya dada en la Fiscalía, recibe como accionista de las universidades un monto anual de siete millones de soles. Eso explica sus constantes inversiones publicitarias en medios de comunicación. En la página web de la ONPE, está registrado que APP invirtió entre julio y octubre de este año un total de 4’069,152 soles en todo el país. Preguntado por el gasto específico en Trujillo, Acuña responde con una evasiva manida: “Te juro que no recuerdo”. Se afirma que solo en su reelección habría gastado más de lo que figura en la ONPE.
Un pragmático crónico
“Te cuento una cosa –dice César Acuña con seguridad–: ahorita ya nadie vota por las ideologías. Hace 20 o 10 años, sí. Ahora votan por propuestas y compromisos del candidato”. Y agrega una frase que revela su forma de entender la política: “Ahorita los partidos no necesitan estar tan comprometidos con las supuestas bases; para mí la clave de un partido es tener líderes en cada provincia. Ellos ya hacen su organización de acuerdo con lo que quieren lograr”. APP cumplió a cabalidad este principio al respaldar la polémica candidatura de Wilfredo Oscorima a la presidencia regional de Ayacucho. La prensa ha dado cuenta de que Oscorima, empresario de tragamonedas, regaló propinas de 100 soles y otro tipo de obsequios a varios de sus potenciales electores.
“El movimiento de Acuña no ayuda mucho a institucionalizar el sistema político. No es ese el tipo de partidos políticos que queremos, basados en un caudillo con poder económico”, reflexiona Paulo Vilca, analista de la Asociación SER. Por su lado, Eduardo Ballón, experto en temas de descentralización, recalca que la imagen de emprendedor que ha forjado César Acuña sirve como modelo en los sectores sociales más desfavorecidos.
Quiero ser presidente
César Acuña se animó a integrar la alianza de PPK porque esta le permitirá mantener el símbolo de su partido y le dará un mínimo de 30 cupos parlamentarios (una fórmula probable de las postulaciones de APP es: 4 por La Libertad, 2 por Lambayeque y 1 por cada una de las 24 regiones). En cuanto al símbolo de la Alianza por el Gran Cambio, será un mapa –como el del PPC– con una letra A adentro. “Pero la A tiene que verse grandota”, bromea Acuña. El eslogan de campaña va a decir ‘Por el Gran Cambio, PPK presidente, marca la A’”.
En el 2006 el eslogan de Acuña fue ‘El Gran Cambio Acuña lo hace’ y en octubre pasado ‘El Gran Cambio no puede detenerse’; es evidente que el alcalde trujillano se ha salido con la suya. Sobre la bancada que proyecta tener, César Acuña dice que le basta con unos 10 congresistas para defender los intereses de los gobiernos regionales y locales, sobre todo en los debates presupuestales. Uno de sus posibles candidatos es su hijo Richard Acuña Núñez, gerente administrativo y financiero de la UCV y vicepresidente del Club Deportivo Universidad César Vallejo.
Pero además las miras de Acuña están puestas en el 2016. “Nosotros tenemos un proyecto a futuro: gobernar el Perú. Y la única forma de hacerlo, ya pensando en el 2016, es que en esta elección se venda el símbolo. Un partido es como un producto que tiene que entrar en la mente de los electores. Nosotros hemos llegado ya a un 50% de posibilidades de gobernar. Vamos a trabajar estos seis años lo más que podamos para seguir ganándonos la confianza de los peruanos”, dice entre el entusiasmo y la advertencia. Adelanta que su meta a mediano plazo es conquistar unos diez gobiernos regionales en las elecciones del 2014.
Por el momento, debe lidiar con una investigación fiscal por el presunto delito contra la Administración Pública-Enriquecimiento Ilícito iniciada por su ex esposa Carmen Núñez Campos. Ella lo acusa de haber adquirido un inmueble con dinero del municipio de Trujillo. Acuña rechaza los cargos con sorna: “Son los celos de una señora que se siente abandonada por su ex esposo. Debo ser el único alcalde del Perú que no tiene ninguna denuncia”. También ha soportado misilazos del partido aprista pidiendo que investiguen su fortuna.
Pasada la hora de la victoria, piensa en las nuevas elecciones y en su sueño de ganarle a Alan García candidato en los comicios del 2016. Sabe que tiene el respaldo político, el poder económico y la habilidad de negociador como para tentar la presidencia del Perú. ¿Podrá gobernarnos un enemigo declarado de las ideologías? ¿Pospondrá de nuevo el 2016 su sueño presidencial, como lo hizo este año? “Ya no, la edad pasa”, dice disparando una risotada. “Ya está decidido, seré candidato”, agrega sin dejar de reírse a través del hilo telefónico.
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