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miércoles, 26 de mayo de 2010

Política | Mié. 26 may '10

No es igual y no es lo mismo

Autor: Fernando Berckemeyer
Hubo un capítulo icónico de “Friends”, la serie cómica norteamericana más vista en los noventas, en que Rachel, la chica de la pareja protagónica, encara a Ross, su eterno novio, quien le ha sacado la vuelta. “¡Fue un error, me equivoqué!”, se explicaba, predeciblemente, Ross. “¿Te equivocaste? ¿Dónde la estabas tratando de poner? ¿En su cartera?”, contestaba (y ustedes perdonen la vulgaridad), contundentemente, Rachel.

Cada vez que veo a los defensores de Kouri –y a él mismo– hablando de cómo sencillamente “se equivocó” cuando complotaba tan proactivamente con Montesinos para, usando a la prensa comprada, “dinamitar desde adentro” a Toledo, engañar al electorado con una falsa ley y una falsa candidatura contra Andrade, y prorrogar el gobierno fujimorista, con él como su nuevo presidente, hasta el 2015, me acuerdo de Rachel.

Es evidente que Kouri no se “equivocaba” cuando iba, solícito, al SIN: no estaba ahí sobre la base de un concepto erróneo o juicio falso. No era que intentaba reunirse con otra persona para otros fines y se equivocó de puerta. No. Era más bien lo contrario. No había error alguno en su suposición de que Montesinos controlaba todos los niveles estatales (como para que ayudase a la municipalidad chalaca con una deuda) y casi toda la prensa, como para, por ejemplo, editar según conviniese las entrevistas que Kouri diese y colocarlo el 2005. Kouri, más bien, la estaba acertando: Montesinos era la persona que podía conseguirle esas cosas que él quería con esos medios efectivos pero oscuros que, queda clarísimo de las transcripciones, al alcalde no le importaba un comino emplear.

Otra cosa, desde luego, sería el caso si Kouri estuviese hablando de un “error moral” cuando nos dice que se “equivocó” y que, consiguientemente, podemos pasar la página como corresponde. Es decir, si Kouri hubiese dicho que se pasó de inmoral: la verdad. Y si, claro, después de decirlo, hubiese actuado en consecuencia con un real arrepentimiento, al menos desapareciendo del público unos años a meditar, a preguntarse por qué estaba dispuesto a asociarse con tanta soltura con un obvio mafioso para manipular al pueblo que lo eligió. Y a reconstruirse internamente como persona, lo que toma tiempo. Pero no a simplemente decir “un error” y seguir adelante sin solución alguna de ni continuidad ni de personalidad.

Si los limeños queremos votar por Kouri porque, a pesar de haber demostrado no tener medio escrúpulo para engañarnos, ni real arrepentimiento alguno, es eficiente, pues adelante. Pero hagámoslo con todas sus letras y no haciéndonos como él, los equivocados –“se ha arrepentido”, “todo el mundo iba al SIN”, etc.–, cuando sabemos perfectamente bien lo que estaríamos haciendo y, ciertamente, lo que estaríamos dispuestos a sacrificar en dignidad con tal de que nos tengan las calles limpias.

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