Por Raúl Mendoza
–Entre los alcaldes que van a la reelección con nosotros hay personas de probada y exitosa experiencia. El equipo de regidores y el de profesionales que nos acompañará tiene experiencia en el campo público y privado. Me hace gracia que a estas alturas de mi vida alguien piense que no tengo madurez ni experiencia. Desde mi mayoría de edad he trabajado profesionalmente, he tenido autonomía económica, he generado trabajo para otros. Tengo experiencia política como pocas personas. Puedo asegurar que lideraré el mejor equipo para Lima y con eso el éxito de una gestión está garantizado.
–Las pullas se refieren a su falta de experiencia en la gestión pública.
–La virtud de no haber tenido una función municipal, aunque la tuve muy tempranamente como regidora, me da la frescura que tiene alguien con experiencia personal y madurez política para aportar lo que haga falta. Si tres millones de personas pensaron que podía ser presidenta, no hay ninguna razón para que no me confieran la posibilidad de conducir a una ciudad con problemas de envergadura nacional.
–Viendo el virtual empate técnico entre usted y Alex Kouri, parece que a la gente le importa poco el tema de la decencia versus corrupción.
–No estoy de acuerdo. Frente al escepticismo de gente que piensa que nos hemos acostumbrado al “roba, pero haz”, la gente ha tomado conciencia de que la gestión eficiente y honesta es fundamental. Percibo que ahora hay una preocupación por garantizar gestiones transparentes.
–Alex Kouri se la pasa atacándola, ¿qué puede decir sobre él?
–Los ciudadanos se están formando su opinión y no me corresponde a mí calificarlo.
–¿Cree que Kouri hizo una buena gestión en el Callao, como él dice?
–Reconozco sin mezquindad que hay algunas cosas positivas, pero cuando confrontemos de una manera más cercana en los próximos meses podrá ponerse en evidencia algunos de los que considero graves defectos en el ámbito de su gestión.
–¿Cuáles por ejemplo?
–Hay defectos serios en el ámbito administrativo, financiero y creo que hay políticas suyas que son equivocadas.
–Dígame algo más concreto…
–Caramba, no me haga adelantar usted los elementos que en algún momento serán materia de confrontación, respetuosa y democrática, pero confrontación al fin, porque de eso también se trata.
–Ahora que Alex Kouri ha sido adoptado por Cambio Radical, su presidente José Barba también la ataca. ¿Le apena esa actitud de un antiguo aliado?
–Nunca me escuchará usted referirme en términos negativos sobre aquellas personas con las que compartí alguna experiencia política. Sobre Pepe Barba ya se ha dicho muchísimo y lo han dicho otros en distintos niveles.
–¿No le devolvería ningún adjetivo?
–No. Quisiera poder concentrar mi energía en mostrar la seriedad de mis propuestas. Ya no me quiero detener en el análisis de la conducta personal (de Barba), porque muchos se están encargando de formar un juicio de valor respecto a esas conductas.
–El caso de Cambio Radical, que se alquila a cualquier candidato, le hace daño al sistema de partidos. ¿Cómo se corrige esa situación?
–Las autoridades electorales deben pronunciarse con claridad y seriedad respecto al sistema de partidos que queremos tener. ¿Es posible que la ley de partidos sea mirada de manera tan laxa, tan flexible, que sea una fachada utilizada por cualquiera? Ahí el JNE tiene una palabra que decir. Más allá de eso, nosotros no vamos a plantear ninguna objeción formal a la candidatura de nadie. Siendo parte de la contienda tenemos que competir y ganar las elecciones en las urnas.
–Cual es su visión para Lima.
–La Lima de hoy se ha extendido al norte, al este y al sur. Esa ocupación se ha hecho de forma fragmentada, desordenada. Y genera problemas: las inmensas distancias que recorre un trabajador para ir a trabajar y volver a dormir. O la concentración de jóvenes que van a institutos en zonas céntricas. ¿Cuál es nuestra propuesta? Planteamos la tesis de los centros urbanos. La Lima de hoy ya no es un centro y una periferia. Es más bien una Lima con varios centros: el cono norte, el cono sur, el cono este.
Queremos integrar esa(s) Lima(s) con un sistema de transporte público masivo y procurar que en estas zonas se genere el máximo posible de servicios: de salud, de educación pública y privada, de recreación, de desarrollo comercial. Y potenciar las capacidades de inversión productiva para que se genere trabajo. Así se regenera y desarrolla la periferia.
–Esa propuesta se la escuché hace un tiempo al arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos. ¿Va a trabajar con ustedes?
–He tenido la oportunidad de escucharlo en una exposición y ha tenido la generosidad de alcanzarme unos documentos sobre su visión de estas centralidades. También estamos trabajando con otro grupo de urbanistas. Hay que hacer un enorme esfuerzo por la recuperación del espacio público, la recuperación de las áreas naturales como el valle del Chillón, el Rímac y Lurín, así como un plan articulado para la Costa Verde.
–A Luis Castañeda Lossio lo acusan de no haber pensado en nada de eso y ser más bien un alcalde experto en sembrar cemento. ¿Qué le parece su gestión?
–Yo continuaría tres programas suyos. Uno: la construcción de escaleras y veredas en zonas pobres porque eso contribuye al mejoramiento de un barrio. Dos: los hospitales de la solidaridad, que han cubierto una atención primaria de salud y brindan atención inmediata en un país donde la gente sufre por las largas colas y la larga espera. Tres: el desarrollo de los parques zonales. Nosotros quisiéramos agregarle algo de cultura.
–¿En el transporte público, el principal problema actual, qué plantea?
–Vamos a encontrar al comenzar la gestión dos herencias: el Metropolitano y el Tren Eléctrico. Es parte de un sistema y hay que completar el sistema. Yo me propongo acometer con enorme esfuerzo, perseverancia y dedicación la tarea del ordenamiento y transformación empresarial del transporte público de la ciudad. Entre los transportistas hay cada día más conciencia de la necesidad de cambiar el modelo, el sistema financiero debe participar y debe haber seguridad jurídica a través de rutas mejor ordenadas. Le voy a dedicar muchas horas de trabajo a dialogar y organizar a los transportistas para tener un sistema empresarial moderno de transporte.
–¿Puede ser mejor alcalde que Luis Bedoya Reyes, todo un referente en el PPC?
–Eso sería un poco pretencioso. Su gestión ha dejado huella. Cuarenta años después, hubo visión respecto a la vía Expresa. Construyó una vía que fue el gran desahogo de Lima y sobre la cual hoy se asienta el Metropolitano. Se ha mantenido porque fue bien concebida. Si tengo el privilegio de tenerlo a mi lado –y se ha comprometido a hacerlo– será un gran maestro y yo una buena discípula.
–Una crítica que le hacen es que no escoge bien a sus aliados. Por ejemplo ¿qué gana convocando como aliado a Jaime Salinas?
–Creo que es una persona valiosa. Fue convocado por algunas agrupaciones para encabezar una opción a la alcaldía, pero declinó. Antes fue candidato a alcalde y a la presidencia. Puede además traer una experiencia personal como administrador de empresas y empresario, y tiene mucha experiencia ganada en la comunicación política y el marketing. Todo eso puede ser un enorme aporte.
–Un tema que le van a recordar en la campaña es el de César Cataño. ¿Acepta que fue un error trabajar con un investigado por narcotráfico considerando que es presidenta de un partido?
–Yo he sido una persona extremadamente cuidadosa en los asuntos profesionales de abogada. Este es un tema en que respeto las investigaciones que están en marcha y creo que hay que esperar sus resultados. Pero si participé en este tema es porque tengo la convicción íntima de que no hay nada incorrecto.
–Más allá de que no sea incorrecto, políticamente le puede costar.
–El costo político de esto está asumido, y ha tenido alguno, y tendrá seguramente algún precio.
–¿Aún mantiene la esperanza de ser presidenta algún día?
–Tomé la decisión de ser candidata a la alcaldía después de meditarlo, cumpliendo un honroso encargo en una circunstancia política. Estoy de alma, vida y corazón pensando en este tema si Lima me da la oportunidad de demostrar lo que hoy se dice que no tengo y que yo pido como oportunidad. Contesto su pregunta diciendo que primero está en mi mente el 3 de octubre del 2010. Si los limeños me dan la oportunidad, serán cuatro años incansables de trabajo. Lo que pase después, solo Dios lo sabe.
–¿Tiene confianza en que van a ganar?
–Tenemos hambre de victoria.
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