Actualidad :::: Embajadora de Estados Unidos, Rose M. Likins, se estrena en la particular coyuntura peruana de los WikiLeaks.
Cables de Campaña
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Likins se reunió con candidatos mencionados por Wikileaks para adelantarles los contenidos. Quedan muchos cables por rebanar. |
Entrevistada por el periodista Carlos Espá para el canal oficial de la legación en YouTube, la embajadora Likins aseguró que “no estamos buscando un papel protagónico en esta elección. Estos fueron documentos robados de mi gobierno y es información que no debe de estar públicamente disponible. Fue irresponsable el robo y la divulgación. Pero desafortunadamente está fuera de nuestro control”.
La embajadora de Estados Unidos, Rose M. Likins, se ha estrenado con los WikiLeaks sueltos en la campaña electoral. Aunque ella no es la protagonista de los cables, pues ese papel es el de sus predecesores Michael McKinley y James Curtis Struble, a Likins le ha tocado enfrentar la ola local del tsunami global.
Fue embajadora en El Salvador entre el 2000 y el 2003. También ocupó puestos diplomáticos en Bulgaria,Paraguay y México. Su escala previa a Lima fue como subdirectora del Instituto del Servicio Exterior en Washington, D.C.
Likins reiteró que “esta embajada no va a tener ningún involucramiento en los temas políticos de la campaña electoral”.
Pero, tras bambalinas, la embajadora ha debido convocar a los protagonistas peruanos de los WikiLeaks. Ha conversado al menos con el canciller José Antonio García Belaunde, a quien informó de los documentos que pertenecen al período del actual gobierno. Al congresista Jorge del Castillo le adelantó del cable sobre su desafortunado pedido, en abril del 2006, “de los buenos oficios de la embajada para ayudar a convencer a Lourdes Flores de reconocer la victoria de Alan García (en primera vuelta) cuando resulte claro que no podrá alcanzarlo”.
También informó de los WikiLeaks a los candidatos Alejandro Toledo, Luis Castañeda, Keiko Fujimori y Ollanta Humala. Como parte de la escenografía electoral, Toledo buscó presentar la reunión en la embajada como la respuesta a su exigencia sobre lo publicado en CARETAS 2167 sobre presuntas pesquisas de inteligencia policial, y la DEA, en torno al financiamiento de las campañas con dinero negro.
El cable más comentado de los últimos días fue el del 29 de noviembre del 2005, revelado por el diario español El País. Es precisamente uno de los pocos WikiLeaks hechos públicos hasta ahora que datan de la administración de Toledo, pues el El Comercio accedió supuestamente solo a los realizados entre el 2006 y el 2010.
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Rospigliosi recomendó ampliar análisis de la cobertura de noticias sobre Humala. |
Según el documento, en un almuerzo del 18 de noviembre con oficiales políticos de la embajada, tanto Rospigliosi, ex ministro del Interior de Toledo, y Rubén Vargas, ex director de Defensa Nacional y solvente experto en temas de narcotráfico, “tenían algunas ideas sobre cómo detener el avance de Humala, sugiriendo que el gobierno de Estados Unidos revise sus opciones, y proponiendo que la embajada expanda el rol de su contratista de comunicaciones, Nexum, para monitorear la cobertura de medios de Humala, promover las noticias anti-Humala y los comentarios en las regiones cocaleras”. La nota añade que Rospigliosi trabaja para la consultora Capital Humano Social (CHS), que ha sido contratada por la sección de asuntos de narcóticos de la embajada.
Con el cable se le apareció la Virgen a Humala, que salió al frente para llamar “lacayo” a Rospigliosi y acusar a Toledo de conspirar en su contra siendo presidente.
Los titulares le cayeron encima a “Rospi”, quien precisamente se caracteriza por sus juicios de pocos matices frente a los demás, y se exaltó en el programa de Jaime de Althaus, que le reclamó: “¿con qué derecho le vas a decir a Humala que no tenga relación con Chávez si le vas a pedir a Estados Unidos lo mismo?”.
Para De Althaus “es una vergüenza que la embajada norteamericana se convirtiera en la verdadera presidencia del Perú”.
Es indudable que para políticos y periodistas los diplomáticos extranjeros suelen ser fuentes extraordinarias de información. Pero los WikiLeaks reflejan una sensible línea que fue cruzada varias veces.
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Cable da cuenta de desayuno de Del Castillo con oficiales de la embajada luego de primera vuelta del 2006 |
OLLANTA CASERITO
La embajadora Likins ha dicho, muy diplomáticamente, que “me impresiona el nivel de los candidatos”. Algunos de los cables también impresionan por otras razones.
En uno de los pocos cables que hacen referencia a Toledo, el ex presidente “dijo (a pocos días de dejar el poder) que estaba orgulloso de no haber tomado el camino populista y que, de acuerdo a la última encuesta, su aprobación estaba en 52% (Nota: la encuesta más alta que hemos visto pone la aprobación a Toledo en 32%. Final de la nota)”.
Se han dado a conocer dos cables de reuniones con fujimoristas. El primero de abril del 2006 con Jaime Yoshiyama, que comprueba su influencia desde entonces en el círculo de Keiko Fujimori, y el segundo de junio del mismo año, con los dos personajes mencionados y además Santiago Fujimori. Allí confirman sus tratativas con los apristas e incluso Santiago se refiere a una lista de nombres de sus canteras que podían servir como ministros.
Pero Humala es, hasta ahora, la figura local de los WikiLeaks.
El 30 de marzo del 2006 se redacta el cable que da cuenta de la reunión del empresario Salomón Lerner Ghitis con el embajador Struble. Allí Lerner edulcora la imagen de Humala y también adelanta que la campaña electoral se pondría “más sucia” con la supuesta contratación del venezolano J.J. Rendón en la campaña de Lourdes Flores.
Otro fechado el 23 de mayo del 2006 da cuenta del primer encuentro con Humala. Struble le explica al ganador de la primera vuelta que su visa a Estados Unidos había sido revocada por sus declaraciones que indicaban su vinculación con el “Andahuaylazo” perpetrado por su hermano Antauro, que terminó con la muerte de cuatro policías. “Humala observó que solo invocó el derecho constitucional de los peruanos a rebelarse”.
Sobre los planes antinarcóticos del nacionalista, el diplomático anotó que “su entendimiento es muy superficial. Claramente no sabía que solo un pequeño porcentaje de cocaína sale del Perú por aire y que ningún producto lícito cultivado en zonas cocaleras tiene precios tan altos como el que los narcotraficantes pagan por la coca. No dio la impresión, sin embargo, de alguien cuya política frente al problema sería alterada por la exposición ante los hechos”.
La primera impresión del embajador era que “el candidato nos observa a través de lentes bastante paranoicos”.
Un año después, el 6 de julio del 2007, esas observaciones parecían algo atemperadas. “Humala retiene muchas de las ventajas que mostró en su relevante desempeño electoral –confianza, convicción, simpatía, credibilidad entre los pobres y un atractivo rostro mestizo en un país donde la mayoría de líderes nacionales parecen europeos”. Añadía que “también sigue afectado por las mismas desventajas, que incluyen una personalidad moldeada militarmente, que demanda completa obediencia y evita el compromiso, asociación local con el impopular Hugo Chávez y cierta ingenuidad sobre los motivos de sus aliados”.
Al respecto, Humala aceptó que su partido podría verse afectado “por el fracaso del presidente regional de Puno”, Hernán Fuentes, y si bien consideraba exagerada su identificación con Chávez, sí admitió que “admira al líder venezolano y lo considera un amigo”. El nacionalista y su esposa Nadine Heredia lucían “visiblemente excitados por los paros y las protestas” que por entonces asolaban al país. También reconoció el error de aliarse con UPP.
Struble celebró su “voluntad de hablar con funcionarios de la embajada”.
LOS RADICALES
El cable del 26 de junio del 2008 registra el siguiente encuentro celebrado 10 días atrás, de dos horas, en la residencia diplomática. Nadine “se sentó en el borde de su silla con una expresión facial seria y prevenida al principio, uniéndose a la discusión intermitentemente para clarificar los comentarios de Ollanta”.
Humala fue citado al asegurar que “puedo salvar al Perú del radicalismo”. Era la coyuntura del “Moqueguazo” y consideraba que los “peligrosos radicales antisistémicos podían amenazar la estabilidad del Estado. Declarándose como “un nacionalista, no un izquierdista”, Humala dijo que representa el cambio pragmático que el Perú necesita”. Struble comentó que “no mencionó los reportes creíbles que lo señalan por agitar, para aprovecharse políticamente, ese mismo conflicto social que dijo que busca prevenir”.
El 4 de mayo del 2009 narra el diálogo del 16 de abril, de dos horas y media, solicitado por el propio Humala quien, vestido con jeans y un polo, “lucía extremadamente relajado, y sin la manipulación que hemos visto previamente de su esposa, notoriamente abierto en un número de tópicos”.
Contó que se reunía una vez a la semana con su bancada y que se vio obligado en un principio a ser “un general militar para forjar una voz común. Era un reto juntar congresistas abogados con representantes indígenas. Se sentaban en extremos opuestos de la mesa”.
Humala reiteró su disposición a mantener “canales abiertos” con la embajada. Respondió que lidiaba directamente con los grupos más radicales. Por entonces coordinaba con Mario Huamán de la CGTP y Alberto Moreno de Patria Roja. Pero los criticaba. “Él era el único con legitimidad política, capacidad de liderazgo y un programa nacional. Los otros no tenían nada de eso… Es más, estos grupos estaban afectados por el disenso interno y buscaban el poder político para asegurarse posiciones… (A pesar de eso) era mejor tenerlos dentro de la carpa que fuera”. Eso decía supuestamente Humala y ahora varios de los mismos elementos lo acompañan.
En un análisis del 21 de octubre del 2009 se cita a Nadine Heredia al reconocer que el partido sigue “con un pie dentro y otro fuera” del sistema político formal para explicar sus vinculaciones con esos elementos radicales. El embajador, que ya era Michael McKinley, sostiene que Daniel Abugattas argumentó que esos aliados “minaban la autoridad y el liderazgo del partido” y que una de las principales fuerzas detrás de esas alianzas era “el ideólogo izquierdista Carlos Tapia, que se había distanciado de Humala luego de la derrota del 2006”. El reciente arresto de un asesor de Nancy Obregón con 140 kilos de cocaína sugería que “las asociaciones radicales del partido se extendían también a intereses del narcotráfico”.
“ARTISTAS DEL CHANTAJE”
Y el comandante se encontraba en boca de todos. En reuniones de enero y marzo del 2006, Castañeda consideraba que Humala canaliza el sentimiento de parte del electorado de vengarse de la élite corrupta. Fiel a su estilo, el entonces alcalde le dijo al embajador que Humala se beneficiaría más mientras menos declare. “Si fuera su consejero le diría que mantenga cerrada la boca”.
Como Rospigliosi, también opinó sobre posibles estrategias para contrarrestar la influencia de Humala. Una era arrastrarlo a la “publicidad” para poner al descubierto sus inconsistencias. La otra era “crear la confusión” ante la opinión para que lo relacionen con las ideas de su padre y hermanos.
El concepto que Castañeda tiene de la prensa según el embajador Struble es digno de mencionarse. “Se refirió a la mayoría de medios y periodistas como un poco más que artistas del chantaje, levantando escándalos para sacarles dinero a los involucrados, en lugar de promover necesarias reformas”.
En la nota emitida el 29 de marzo del 2006, Struble sostiene que “esta vez Castañeda decidió mantenerse fuera de la carrera presidencial, supuestamente por un problema de salud (una dolorosa pierna lesionada) y su trabajo público”.
Castañeda ha querido matizar su opinión sobre Alan García, a quien calificó como “vendedor de sebo de culebra”. Ha dicho que eso quiere decir que es bueno para convencer a la gente. Pero la frase completa citada en el cable es “vendedor de sebo de culebra con un mensaje obsoleto cuyo día ya pasó”. Difícilmente un piropo. Y además aseguraba que Lourdes Flores derrotaría a Humala en la segunda vuelta.