Alberto Beingolea: “El PPC apostó por Castañeda cuando no era nadie”
Redacción online
Lo primero que tengo que definir es que soy un social cristiano desde hace mucho tiempo. Exploré otras ideas, pero desde que leí la encíclica “Populorum Progressio” de Pablo VI cuando tenía 14 años descubrí que esa era mi línea y desde esa lectura comencé a buscar y aprender y de ahí al Partido Popular Cristiano hay un paso. Primero me identifiqué con la Constituyente del 78, con el discurso de Bedoya Reyes y después participé esporádicamente durante la década de 1980 en algunas campañas, apoyaba, salía a gritar a la calle, como un cualquier adolescente.
Ingresé al PPC en el 2004 porque es un partido vigente y con historia, que postula las ideas que yo creo. Detesto cuando me hablan de pragmatismo, me parece que es la forma elegante de decir “yo entré a la política por conveniencia”, no, yo entré a la política por convicción, porque creo en ideas, porque me he preparado durante años.
Si postulo en este momento es por un tema de convicción, nunca he tenido el afán de ser candidato, las veces que la propia Lourdes (Flores) me lo pidió dije que no, porque no era el momento y quería, primero, fortalecer el partido y formar jóvenes, como lo he hecho en los últimos años. Pero, si hoy postulo es por dos empujones, uno partidario, y el otro tiene que ver con mi labor periodística. Después de 33 años en la televisión me di cuenta de que no puedes cambiar las cosas y creo que hay cosas que puedo hacer desde el Congreso. Hoy el baile está difícil y no es como la campaña pasada que estaba más bonita.
Yo creo que afirmó la fortaleza del partido en la capital por la cantidad de votos que logró Lourdes Flores. Además, logramos una gran cantidad de alcaldías en muchos distritos, es verdad que llevando a la gente de Solidaridad que suele portarse mal.
Yo tengo ocho hijos, esta es una casa numerosa, te aseguro que somos unidos, pero también hay peleas y es absolutamente normal. El PPC es una familia unida porque seguimos ideas. Esa es la ventaja del pepecista, seguimos ideas y no personas.
Si figuras tan mediáticas no ganan una elección interna y otros, poco conocidos, sí, es porque los aires de cambio son evidentes. No entiendo a los medios que salieron a decir “terremoto en el PPC”, ¿quieren o no un cambio de verdad?
Se equivocó. Hay momentos en los que se comenten errores y lamento que esta situación haya llegado a la prensa. Puedo decir que el PPC está unido. Y si alguno de sus integrantes no desea trabajar, las puertas del partido están abiertas para entrar o salir.
Usted era uno de los que se oponía a que el PPC vaya en alianza con Castañeda, ¿por qué?
Había muchas razones para oponernos a esa alianza. Primero, una cosa era lanzar a (Luis) Castañeda a la Alcaldía de Lima cuando no era nadie y otra cosa es apoyar su presidencia hoy. Cuando nosotros lanzamos a Castañeda a Lima había un plan de trabajo, que era sólido, inteligente y producto del consenso. Tras ocho años, Castañeda creció y hoy se hizo alguien en la política nacional y quiere el respaldo a una propuesta que hasta hoy no conozco. No tenían un plan, no había ni un papel de lo que querían hacer con el Perú y, lo reitero, el PPC no apoya personas sino ideas.
Nunca supe cuántos cupos nos iban a dar y Comunicore es una anécdota comparado con el comportamiento político de Castañeda y los solidarios, quienes fueron desleales en el Congreso. El primer escándalo del Congreso fue el de Elsa Canchaya (había contratado una empleada fantasma) y nosotros cerramos filas y de inmediato dijimos afuera. Pero cuando pasó lo de (Walter) Menchola, que era algo similar y más grave porque involucraba una relación sentimental, los solidarios se fueron corriendo a pedirle ayuda al Apra y desde ese día se casaron con ellos y votaron a su favor. ¡Basta! de pactos miserables, de gente que cambia su voto y vende su conciencia, los solidarios se comportaron así durante los últimos cinco años.
¿Qué tan difícil es dejar el periodismo deportivo para enfocarse exclusivamente a la política?
Muy difícil, ya lo extraño, es terrible. Mis amigos lo hicieron más terrible. Además, fue una despedida larguísima que comenzó el viernes y terminó el domingo. Yo solo tengo que agradecer a todos, al equipo de producción, a mis compañeros y a los televidentes.
Por lealtad laboral. Yo tenía comprometida mi participación en el Sudamericano Sub-20 y no era correcto ni ético comenzar la campaña y al mismo tiempo transmitir un campeonato que te da una exposición permanente en la pantalla. Algunas personas podrían haber pensado que mis opiniones eran dirigidas para favorecer a mi grupo político o campaña, no quería eso.
En el Perú no existe una política deportiva hace 40 años. No te digo que sea mala, te digo que no existe. Los últimos grandes atletas que tuvimos fueron durante la década de 1970 y todos tuvieron en común haber sido niños en los 50’, donde habían grandes unidades deportivas en los colegios. El Gobierno ha invertido en infraestructura, ahora lo que tenemos que hacer es capacitar a los profesores de educación física y hacer que este curso sea obligatorio. Nuestro mayor capital son los niños y jóvenes, tenemos que formarlos. El deporte enseña valores, no solo aleja a los jóvenes de las drogas, da disciplina y hace mejores ciudadanos. Además, tenemos que establecer una política criminal y determinar las labores de fiscalización en el Parlamento.
Pero es que eso es una anécdota, si su creación forma parte de un proyecto grande y sostenido, bienvenido, no tengo nada en contra. Aunque esa es la forma fácil de ganar cámaras y votos. Sabes cómo yo podría ganar votos fácil, me siento acá y digo “vamos a hacer un Ministerio del Deporte, vamos a botar a Burga y vamos a llegar al mundial y ya está”. Eso es mentir. Toledo y su ministerio qué van a resolver, qué resolvió en cinco años de gobierno, sentó al presidente del IPD en el Consejo de Ministro y qué, no resolvió nada.
Yo no creo que nadie tenga derecho a criticar a nadie. Sé a lo que te refieres y ese no es mi caso, soy abogado y tengo años de experiencia en un partido político. Para el caso concreto del congresista creo que es el único cargo público que debe tener amplitud total porque la principal función del legislador es representar. Cómo le explicas a un quechua hablante que no puede tener un representante porque los eruditos del Congreso lo dicen. Lo que sí debe haber es una elección a conciencia, no es posible que porque una señora se pone el número en la nalga la elijamos.
No estamos transmitiendo bien el mensaje y ese es claro, para la Presidencia del Perú no hay mejor que PPK. Hay que seguir exponiendo sus bondades, yo sé que va subir. Además, estoy tranquilo porque tengo algunos años en campaña y en las pasadas elecciones faltando siete semanas nosotros estábamos arriba y el quinto nos ganó, así que me encanta estar quinto.
Porque no hay solidarios, ni tampoco está Rafael Rey, estos ‘saltimbanquis’ de la política. Hay cuatro grupos sólidos. Esta alianza es electoral, lo que ocurra al final (de las elecciones), lo veremos después con toda calma. Tengo la tranquilidad de que nos une un plan, basado en 25 ideas.
Sí, es un tema de confianza, yo al ingresar a la política he tomado algunas decisiones, que son duras y que me costarán votos, pero las tomé por convicción. La primera fue renunciar a la TV porque creo que fue lo éticamente correcto y la segunda es decir la verdad a la población. No voy a hacer falsas promesas. La gente me escribe y me dice “tú di que vas a sacar a Burga y ganas”, no, no lo voy a decir porque no es verdad, un congresista no puede hacer eso. Voy a decir la verdad y algunas cosas impopulares que el Perú necesita aunque eso cueste.
No hablemos del futuro, si la pregunta es si voy a seguir en el partido, sin ninguna duda, seguiré donde el partido me ponga, hay mucho trabajo que hacer.
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