Beingolea: "El tránsfuga que se vaya a su casa"
06 de Marzo del 2011 - Diario CorreoMARIO CAMOIRANO
Alberto Beingolea: (risas) Para comenzar, estoy bien blindado. No son sólo treinta años de periodista; también de militante, y los últimos siete de dirigente político. Mi generación está encabezando una profunda reforma en el PPC y ese "momentum" me exige involucrarme más. No postular hubiera sido faltar a la coherencia. Profesionalmente, hay muchas cosas que hacer por el deporte y que desde la prensa no se pueden conseguir; y como creo saber por dónde va la mano, he decidido dar este salto.
C: Un salto que puede terminar siendo al vacío.
AB: Si no llego al Congreso, me dedicaré a ejercer mi profesión de abogado, pero no está dentro de mis planes no ganar.
C: La baja votación de su Alianza determina que, salvo Alcorta y Lay, los demás postulantes estén dedicándose al juego de las sillas...
AB: Esta última encuesta de CPI culminó antes de que comience mi campaña y, a pesar de ello, tengo un 2.9 que me deja más que satisfecho. Así que déjeme soñar. Además, su pregunta parte del supuesto de que PPK no va a seguir subiendo, y en eso se equivoca, pues es el mejor candidato.
C: Al margen de que lo sea o no, eso no es suficiente para ganar.
AB: Yo confío que en las siguientes semanas la gente escogerá al candidato por el que en realidad quiere votar. La calle reconoce que PPK es el mejor, pero también está el síndrome del voto perdido. ¡Bueno! Vamos a cambiar esa idea tan venida a menos, y va usted a ver cómo ganamos y por lejos.
C: Su lema y número de campaña apuntan al deporte. ¿Es el Congreso el mejor lugar para cambiar décadas de fracasos colectivos? Ese caballito de batalla ya lo usaron muchos y fracasaron en el intento.
AB: Primero, le ruego no compararme con políticos que han vivido del deporte y nunca han hecho nada por él, y que encima se pretenden reelegir. Más bien son ellos una de las razones por las que me lanzo. Como mi esperanza sigue siendo que PPK gane, desde su gobierno vamos a tener una inversión grande en educación, y dentro de ella en deporte. Una falacia de siempre es hablar del Ministerio del Deporte, que sólo asegura más burocracia. Toledo le dio rango y sueldo de ministro al jefe del IPD. ¿Y qué hizo en cinco años? ¡Nada! El problema del deporte se arregla desde la base. La crisis no se va a solucionar en cinco años, pero debemos trabajar para que en quince tengamos campeones como los de la década del 70, que se formaron en las grandes unidades escolares, que tenían infraestructura, monitores que buscaban talentos, alimentación conveniente y grandes campeonatos nacionales escolares. Si una dictadura como la de Odría hizo eso, otra como la de Fujimori terminó su desmantelamiento al quitar el curso de Educación Física. La base se da a los cinco o seis años. Si eso no está bien trabajado, todo estará mal.
C: ¿Y además del deporte?
AB: Hay tres líneas de acción de un congresista: representar, fiscalizar y legislar. Estamos plagados de otorongos que creen que llegaron al Congreso por sus propios medios, que pueden hacer lo que les parezca y que son los sabios que deciden todo y votan al margen de los intereses de sus electores. Lo he visto hasta en el PPC. Un representante lleva la voz de otro. Yo quiero ser la voz tanto de mi partido como de los jóvenes.
C: ¿Cómo abogado penalista, tiene alguna propuesta en seguridad ciudadana?
AB: Es un drama similar al del deporte. Miramos a la policía, las cárceles, los serenos, los jueces, etc. Todo eso está bien, pero es la parte de la reacción y de la mala reacción. Para prevenir la inseguridad, tiene que funcionar, pero de verdad, una comisión de política criminal que nos permita tener un mapa actualizado del delito en el Perú para entender dónde, quiénes y por qué se cometen determinados crímenes. Datos que nos permitan anticiparnos. Que tal delito lo comete tal sector de la población y por estas razones, y entonces entrar a atacar esas causas. Hay que evitar este show del Congreso que, llevado de las narices por las primeras planas, aumentan las penas y terminan convirtiendo el Código Penal en un Frankenstein donde un secuestro tiene mayor castigo que un crimen cometido con sevicia.
C: ¿Y en fiscalización a qué apunta?
AB: El Perú llega a un momento estelar en su economía, pero estamos en riesgo de que ocurra lo de siempre, que unos cuantos se enriquezcan y se nos pase el carro otra vez. Para evitar eso, entre otras cosas, hay que fortalecer el sistema político peruano, y más concretamente el Parlamento. Se suele pensar que un congresista tiene que fiscalizar al Ejecutivo. Yo digo, empecemos por limpiar la casa de comepollos, robaluces, mencholas y tulas. Lo segundo pasa por aprobar una ley contra el transfuguismo. El tránsfuga se burla de la voluntad popular. La gente elige listas, y con eso se arma el equilibrio de poder. Si un parlamentario cambia de opinión, me parece muy bien, pero que se vaya a su casa y que entre el accesitario. Si no cambiamos la imagen del Congreso, el Perú es políticamente inviable.
C: ¿Apuntando contra sus propios colegas puede terminar corriendo la suerte de Robespierre?
AB: ¡Encantado! Yo tengo la lanza en ristre y estoy dispuesto a atacar a los molinos de viento. Es lo que toca hacer. Soy padre de ocho, y ellos tienen el derecho a un país mejor. Nos han dicho durante años -y esto es producto de Fujimori, pero los demás se han encargado de perpetuarlo- que la política es mala. Quiero llegar a la juventud y convencerla de que la política no es mala y que los mejores deben interesarse en ella para cambiar al país. ¡Atrévanse a meterse! Si no les gustan los partidos, métanse en ellos y cámbienlos.
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