Amores que matan: las tortuosas relaciones entre los políticos
Encuesta
Redacción Online
La relación entre Fernando Olivera y Alejandro Toledo fue tan poco comprensible durante su primer gobierno que muchos pensaron: “Algo le sabe Olivera a Toledo”. Sobre todo porque pese a las metidas de pata políticas de “Popi” (cartas al Vaticano, gestos obscenos o portazos a periodistas), él seguía allí, en primera fila. Incluso, cuando parecía que Toledo diría “¡basta!”, lo nombró su canciller. Será por eso que Olivera confesó hace poco que le “dolió mucho” cuando Toledo dijo: “Hay sumas que restan” en alusión a un posible acercamiento del ex paladín del FIM. Toledo ya no quiere a ‘Popy’ cerca, al menos hasta que consiga llegar a Palacio por segunda vez. La pregunta del millón es: ¿lo llamará después?
“(Alberto) Fujimori no sabía de la corrupción. Él estaba fuera de Lima, arriesgando su vida todos los días”, decía Martha Chávez cada vez que la interrogaban sobre la relación entre su líder y el otrora asesor Vladimiro Montesinos. Era el mismo coro que repetía junto a Carmen Lozada y Luz Salgado. Se convirtió en la escudera del mandatario y hasta buscó propiciar su candidatura presidencial en el 2006. Al no lograrlo, se “inmoló” ante las urnas, candidateando ella misma al compás de la tecnocumbia “Chino, Chino, Chino”. No es difícil imaginar el papel que cumplirían las tres chicas super poderosas en caso la hija del ex mandatario gane las elecciones. Ellas, “las martas”, volverán a tentar la reelección.
Fue José Barba quien dijo que Lourdes Flores se quedó soltera porque tuvo como primer enamorado a Xavier Barrón. Él lo negó, pero reconoció que desde que la conoció en la oficina de Luis Bedoya, cuando aún era universitaria, admiró su prodigiosa memoria y talento en el canto. “Esa es una leyenda urbana. No tuve el privilegio, pero hubiera sido una pareja excepcional”, dijo. La amistad no se rompió ni cuando lo acusaron de ser el culpable del piscinazo que le causó la derrota a Lourdes en el 2006. Hace poco quedó demostrado -audio chuponeado de por medio- que Barrón, el eterno defensor de los viejitos, es y seguirá siendo un incondicional paño de lágrimas para ‘Lulú’.
El congresista Daniel Abugattás conoció a Ollanta Humala meses antes de las elecciones del 2006 y desde entonces se convirtió en su vocero, alimentando esa imagen antisistema gracias a su verbo florido, lleno no precisamente de frases amables. Se hizo famoso el día del debate entre Humala y Alan García cuando le arrebató el micrófono a una reportera. Se convirtió en “Lisuratás”, un personaje cómico violento e intolerable (si no, que lo diga Eliane Karp). Pasó al anonimato mientras las aguas se calmaran y volvió con mensajes menos confrontacionales (reloaded, diríamos). “Humala no es antichileno”, dice. También jura -pese a que su líder no se mueve del 10%- que este ya empezó a repuntar. El escudero también tiene que alentar a su ‘Quijote’.
Parece que el congresista Carlos Raffo no pide permiso para hablar, pero se cuida de hacerlo si no tiene el permiso de la candidata Keiko Fujimori, a quien admira y se preocupa por complacer. Luego de ser el vocero de Alberto Fujimori durante los años que estuvo prófugo en Japón, ahora se convirtió en el escudero de la hija. Hace poco contó que fue a través de ella que se acercó al gobierno del “Chino”. Tal como lo hizo antes, durante la campaña de reelección de Fujimori, hoy se preocupa de cada detalle de las presentaciones de Keiko. También ha sido su abogado mediático frente a los cuestionamientos por sus estudios en el extranjero. Si consigue ser reelegido en abril, hay ´Panda” para rato.
No solo los presidentes tienen escuderos. El ex alcalde de Lima, Luis Castañeda, también puede jactarse ahora de tener un séquito. El capitán del equipo es su socio político y otrora teniente alcalde, Marco Parra. Si de dar la cara se trata, ya sea por Comunicore o las críticas contra el Metropolitano, allí está él. Pero ya no es el único. Desde la antesala de la actual campaña electoral le salieron algunos entusiastas seguidores: Isaac Mekler, Walter Mechola y Fabiola Morales. Esta última es la que saca uñas y dientes en Twitter. Y como la cereza del pastel ahora Gustavo Pacheco, quien jura que Castañeda lo ha invitado a sus filas por ser -¡adivinen!- leal.
Gustavo Pacheco dejó de escudar a Fernando Olivera para relevarlo y ser el fiel defensor de Alejandro Toledo. “Cuántos palos recibí en su nombre, ha sido desleal conmigo, ingrato”, dice ahora Pacheco. ¿Por qué lo defendió a morir? “Toledo necesitaba escuderos porque estaba muy bajo en las encuestas”, recuerda. Pero si hay alguien a quien no le faltaron nunca los escuderos, ese es Toledo. Calzaron luego en ese papel los siguiente personajes: Juan Sheput, Carlos Ferrero “el traductor´, Guillermo Gonzales Arica y, más reciente, Carlos Bruce. Todos dieron y siguen dando explicaciones cuando salen los temas Zaraí, Lady Bardales, Punta Sal y firmas falsas. Una vez, Gonzáles Arica le dijo a Toledo: “Antes que usted, presidente, solo Dios y el Perú”. ¿Para qué más?
Jorge del Castillo siempre puso la cara cuando llovieron las críticas contra Alan García al término de su primer gobierno y este pasó al exilio. “Dribleó” los cuestionamientos sobre el caso BCCI, los Mirages, el dólar MUC, la hiperinflación, el Frontón o el tren eléctrico. Su papel fue parodiado en cuanto programa cómico apareció y se hizo famoso por aquel personaje de “Jorguito del Zonzillo”. Los amoríos continuaron la década pasada, con el regreso de García al país, primero, y al poder, después. El vínculo sufrió un quiebre tras los “petroaudios” y ahora con la fallida candidatura presidencial. ¿Se habrá sentido traicionado cuando García se inclinó a favor de Meche Aráoz? Hasta lo tildó de obsesionado. Pese a todo, el ‘tío George’ sigue al pie del cañón.
Ese guiño de ojo cómplice que le mandó Vladimiro Montesinos a Alberto Fujimori en una de las audiencias del juicio por violación de Derechos Humanos hizo pensar que el ex asesor y el ex mandatario aún no rompen el vínculo. Es más, hizo recordar aquella entrevista post rescate de los rehenes en la que ambos –vistiendo corbatas iguales- se lanzaron interminables halagos. Montesinos confesó hace poco en su cuenta de Facebook que siempre se aburrió cumpliendo las órdenes del “papi” de Keiko, es decir su jefe, aunque para muchos el jefe de la década de los noventa fue él. ¿Quién escudó realmente a quién? ¿Usted qué cree?
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