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viernes, 29 de abril de 2011

Actualidad :::: Con explícito mea culpa, Keiko Fujimori busca difícil comunión con la mayoría de electores que condenan el gobierno de su padre.

Corte y Contrición - Caretas


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Fujimori asistió a misa de Domingo de Resurrección celebrada por el cardenal Juan Luis Cipriani en la Catedral de Lima. La expiación tuvo varias estaciones.
Si Ollanta Humala reaccionó con flexibilidad política en los primeros días posteriores a la segunda vuelta, en este segundo aliento es Keiko Fujimori quien hizo una osada apuesta.

Luego de incurrir en una gruesa equivocación al reivindicar repetidamente el régimen de su padre (CARETAS 2176), la candidata Fujimori reconoció sus “grandes errores” y que “se cometieron delitos” en la década de los 90.
“Tengo que pedir perdón a la población por estos errores y comprometerme a que nunca más estos errores ni delitos se van a volver a cometer”, declaró entrevistada el domingo 24 en los estudios de Canal 2.
Aseguró que, en un eventual gobierno suyo, Vladimiro Montesinos continuará en la cárcel y que no indultará a su padre. Sobre las atrocidades del Grupo Colina añadió que debieron “castigarse inmediatamente. Y por estas razones, sí, también pido disculpas”.
El mea culpa del grupo político que representa continuó en los días siguientes. Calificó el autogolpe de 1992 como un “exceso” perpetrado “sin agotar las vías democráticas” mientras que antes se limitó a referirse a este como un hecho “irrepetible”.
Fue tan lejos como para asegurar que respetaría el proyecto del Lugar de la Memoria, consecuencia directa de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, en cuyo informe final se califica al gobierno de Alberto Fujimori como sistemático violador de los Derechos Humanos.
Tampoco se ha cortado para desautorizar a Martha Chávez en sus trascendidas amenazas contra el presidente del Poder Judicial César San Martín, quien presidió la sala que condenó a Alberto Fujimori a 25 años de prisión. La candidata consideró los exabruptos “fuera de lugar”.
Hay quienes han interpretado los gestos como una mera maniobra de campaña. Pero la candidata se decidió por lo que le tocaba hacer en sus difíciles circunstancias. Incluso repitió que su pedido de perdón fue formulado en contra de la opinión de sus “asesores”.
Elementos cercanos a su candidatura consideran que se refiere al círculo que la rodea y que proviene sobre todo del gabinete ministerial del año 2000, encabezado por el fallecido Alberto Bustamante. No debe ser muy avanzada la capacidad autocrítica en quienes fueron funcionarios de los estertores del fujimorismo.
La situación es tal que pone en riesgo su voto duro, que reivindica al “chino” contra el viento y la marea de la historia. Pero la primera vuelta dejó al país en la obligación de escoger entre dos candidaturas con pasivos tremendos. Y la necesidad de enmiendas explícitas se impone por ambos lados.

OLLANTA EN SU LABERINTO

Humala comenzó con una primera corrida al centro y presentó nuevos colaboradores que atemperan el carmesí de su equipo. Pero en los últimos días se ha sentido más que nunca el peso de la cruz de su plan de gobierno (CARETAS 2177). Ese sí de un rojo obsoleto y difícil de desteñir.

Por eso es que el equipo encargado de consensuar un nuevo plan de gobierno para Gana Perú comenzó sus reuniones con el tranquilizador “Compromiso con el Perú” firmado por Humala el pasado 28 de febrero como punto de partida. El mamotreto del primer plan ha sido guardado en un cajón.
El núcleo duro está encabezado por Félix Jiménez, responsable del documento original. Lo acompañan las adiciones cercanas a la chakana: Kurt Burneo, ex jefe del plan de gobierno de Alejandro Toledo, Óscar Dancourt, ex presidente interino del Banco Central de Reserva, Daniel Schydlowsky, ex Cofide, Alfonso Velásquez, ex ADEX y Luis Alberto Arias, ex SUNAT. También están Javier Iguiñiz, economista especialista en políticas pro-pobres, Humberto Campodónico, heterodoxo en materias mineras y de hidrocarburos, y Germán Alarco, de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica (Centrum).
Todos nuevos en la gallada, por cierto, a excepción de Jiménez. El acuerdo del grupo es reducir al mínimo las declaraciones de sus miembros hasta que se produzca un documento para salir al frente, lo que ocurriría la próxima semana.
El problema es que, mientras tanto, el candidato Humala corre prácticamente solo en la cancha y se hace evidente su falta de elocuencia para conjurar las amenazas que esconde el indiscreto plan de gobierno.
Humala dijo a CARETAS que la Bolsa de Valores no cae por él pero la verdad es distinta. Puede que refleje un escenario de expectativas extremadamente “racional” (lo que se traduce en “temeroso” y “conservador”) y que no refleje en la economía del país en toda su magnitud. Pero sigue siendo un indicador de peso y, tal como están las cosas, Humala tiene la responsabilidad de tranquilizar a los agentes financieros (ver recuadro).

LOS MISMOS IMPUESTOS

CARETAS pudo establecer algunas de las líneas maestras del documento en ciernes. En términos de la reforma tributaria, que constituye en buena medida el centro de la discusión, ya quedó claro que no habrá incremento de tasas a excepción de las aplicadas a la explotación de recursos naturales. La expansión de la base tributaria y la recaudación se pretenderán alcanzar con la formalización y el combate a la evasión. “Las tasas serán las mismas”, insiste una fuente.

Con la minería habrá otro cantar. El impuesto a las sobreganancias ha sido una de las banderas de Humala. Incluso ahora la candidata Fujimori también se declara a favor de la medida. Todavía queda por verse cómo será implementado. De las filas de Perú Posible, por ejemplo, favorecían en cambio el aumento de un 50% en todas las regalías y de un 10%, del 30% a 40%, en el impuesto a la renta del sector (CARETAS 2177).
Lo que queda claro es que se respetarán los contratos vigentes de estabilidad jurídica y será buscado un diálogo similar al que recientemente impulsó el presidente Sebastián Piñera en Chile. “La idea es conseguir ingresos continuos para generar gastos continuos”, sostienen en el grupo. Propuestas ambiciosas como el Plan 65 serán supuestamente financiadas de allí.
Por lo demás se espera tranquilizar al sistema previsional (ver recuadro) y remarcar el respeto a la iniciativa privada y el interés en la conformación de asociaciones público privadas. También serán subrayadas políticas de largo plazo cuyos beneficios serían cosechados por la siguiente administración. El equipo espera que el documento produzca la tranquilidad necesaria. Queda por verse si el candidato logra lo mismo.

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