domingo, 24 de abril de 2011
En 60 días de trabajo, Abel Aguilar dio un giro radical a la campaña de PPK que parecía perdida
(Archivo El Comercio)
Póngase en los zapatos de un publicista. A usted lo acaban de contratar para dirigir la estrategia de comunicación de Pedro Pablo Kuczynski. ¿Contento? Es enero y hace dos meses su candidato no pasa el 5%. Si lo para en una plaza con una cámara de fotos parece un turista gringo distraído. Tiene 72 años de edad en un país donde más del 40% del electorado no supera los 34. Su apellido es impronunciable y nadie sabe cómo escribirlo. Encima es millonario. ¿Necesita ayuda?
Abel Aguilar se encontró en esa situación. El reconocido publicista, que en 1990 dirigió la comunicación radial de Mario Vargas Llosa y en el 2002 y 2006 llevó a la alcaldía de Lima a Luis Castañeda, estaba en una reunión con candidatos al Congreso del PPC cuando le propusieron idear una nueva estrategia para PPK. El legislador Luis Galarreta lo convenció y, bajo la condición de conservar su anonimato, Aguilar presentó un plan llamado Electroshock 60: Sesenta Días para Cambiar el Escenario Electoral.
“El objetivo inmediato era romper la barrera del 5%. Había un voto latente, un montón de gente que consideraba que era el mejor, pero creían que no iba a ganar. En paralelo teníamos que acercarlo emocionalmente a las personas”, comenta.
El primer paso fue humanizarlo (que las siglas PPK sean identificadas por la masa como un nombre y no una marca comercial como KFC o BCP), luego peruanizarlo y popularizarlo con la creación de un personaje de la mitología popular: el PPKuy. “El cuy mágico es parte de la cultura popular, ligado al bienestar, pero básicamente en el lado monetario”, explica.
Galarreta rompió su promesa y reveló al comando de campaña quién había ideado el plan. Lo contrataron y, desde febrero, Aguilar y su equipo empezaron a trabajar. Lo primero que hicieron fue borrar del mapa a los aliados de PPK.
Desde entonces solo rostros jóvenes podían aparecer en los spots. Uno de ellos, el que evocó el voto perdido que representó Fujimori en 1990 y Villarán en el 2010, fue clave para llamar a los electores a reflexionar y sentir que el triunfo sí era posible. Otro punto clave fue la mascota.
El PPKuy debía presentarse en sociedad el 8 de febrero, día en que Kuczynski se sometió al examen toxicológico, pero su entorno lo impidió. “En Twitter lo empezaron a reclamar. Mandamos un e-mail firmado por PPKuy quejándose por la injusticia. Ese día abrimos su cuenta en Facebook. En un par de horas tenía 700 amigos. Mi socio se puso el disfraz y salió a las 10 p.m. a caminar por la Av. Aramburú. Llamé a unos amigos del Canal 2 y nos inventamos que vivía en una quinta por ahí. La magia está en cómo nació”, asegura Aguilar.
“Hay quienes dicen que PPK necesitaba unas semanas más. No lo sé. Creo que llegó hasta donde podía llegar. Esa es la verdad de las cosas”, afirma.
SEPA MÁS
La verdad de Rendón
Entre agosto del 2010 y enero de este año, Abel Aguilar trabajó en la campaña de Luis Castañeda bajo la dirección estratégica del asesor político venezolano J.J. Rendón.
“Era un tipo brillante, pero con un ego gigantesco. No es verdad que sea el monstruo de las campañas oscuras. Trabajamos muchas propuestas creativas que finalmente nunca se usaron. En los primeros días de diciembre se generó una crisis y yo me fui. Me parece que Lucho no se dejó asesorar”, cuenta.
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