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domingo, 26 de septiembre de 2010

Pensando octubre cuatro
Por Mirko Lauer - La República

A la luz de las cifras difundidas ayer, han empezado más en serio dos reflexiones sobre el futuro inmediato: Susana Villarán en la alcaldía de Lima y el efecto Susana Villarán en el escenario electoral 2011. Sobre lo primero la única guía disponible es la buena experiencia de Alfonso Barrantes en el puesto hace más de 20 años, y la solvencia profesional del equipo que llega.

Sobre la alianza de Patria Roja en la coalición ganadora, las versiones interesadas han obviado que este partido no controla el gobierno municipal, donde será una presencia muy limitada. Si el manejo de la derrama magisterial es indicio de algo, también Patria Roja tiene cuadros que podrían aportar a un manejo eficaz de la ciudad. Falta saber cuánto se abrirá el abanico de los cargos no electivos.

Villarán va a necesitar una estrategia especial para el próximo medio año. De un lado tiene que poner en marcha una gestión que sea y que se vea eficaz. De otro lado precisa convivir con un gobierno central para el que la llegada de Villarán es un sinsabor. Paradójico, quizás, que los socios de Patria Roja tengan mucho mejores relaciones con Palacio que Fuerza Social.
Además del gobierno central, está Luis Castañeda. Una vez pasadas las ásperas necesidades de lo electoral, el actual alcalde de Lima sería lo más parecido a un colaborador valioso para la nueva alcaldesa. Siempre y cuando Castañeda mismo no considere que el contacto con Fuerza Social y los primeros meses de gestión de Villarán sean vistos como malos para las opciones de Solidaridad Nacional al triunfo en 2011.

Sobre el efecto Susana en la próxima elección, la primera incógnita es si se va a comprar ese pleito. Que Fuerza Social salte de una elección a otra, participando o endosando, no debe ser visto como un desenlace automático. En todo caso hay grados de involucramiento, desde un candidato propio hasta apoyar a un ajeno, dentro o fuera de la izquierda. Cuál candidato y cómo relacionarse no es un cálculo sencillo.

En el fondo es el cálculo de la cucarachita Martina: ¿dónde colocar la buena fortuna encontrada por el camino? ¿Esperar y capitalizar el prestigio de una buena gestión? Es un camino de varia lección. A Castañeda eso le viene sirviendo bien. A Alberto Andrade le dio una reelección, pero luego poco más en el espacio nacional. La política de la gratitud es de las más riesgosas.

Otro camino es aprovechar el ímpetu de la victoria, algo que en buen romance se llama una bancada en el Congreso. No parece que Fuerza Social pueda sacarse otro candidato como Villarán, o parecido, de debajo de la manga. Las alianzas pre-electorales con la derecha suelen licuar a las izquierdas. La izquierda disponible para aliarse hoy parece necesitar más ayuda de la que puede dar.

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