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domingo, 5 de septiembre de 2010

Susana Villarán se tiene fe: "Soy la mujer honesta de esta campaña"
Edad: 61 años Profesión: Educadora Cargos: Miembro del Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas. Fue ministra de la Mujer y Desarrollo Social y defensora de la Policía
Domingo 05 de septiembre de 2010 - 08:25 am 188 comentarios
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(Ilustración: Alonso Núñez)
Por Juan Aurelio Arévalo
“Tomo decisiones guiadas por el corazón y no por la cabeza, esa es mi perdición”, reconoció Susana Villarán en una entrevista publicada en El Comercio en julio del 2001. ¿Cuánto habrá cambiado la candidata de Fuerza Social desde entonces? “He aprendido a compensar las dos cosas en este tiempo. Nueve años no pasan en vano, pero el corazón nunca me ha traicionado”, responde.
Resulta evidente que ninguna corazonada le hizo prever el lugar que ocupa actualmente en la carrera electoral. Más aun, si en las elecciones presidenciales del 2006 acabó con un vergonzoso 0,62% de los votos. Pero, ¿puede una persona que se basa en sentimentalismos estar preparada para una responsabilidad tan grande? A primera vista sí, porque no le tembló la mano a la hora de separar a un candidato a regidor de su entorno acusado de violentista. Sin embargo, el haber incorporado a miembros de un grupo extremista como Patria Roja y el no poder explicar qué le aportarían en una eventual gestión municipal mantienen intacta la interrogante.
No queda duda de que en este momento el factor miedo ha eclipsado las propuestas. Mientras los detractores de Villarán califican de imbéciles a los que pretenden votar por ella, Lourdes Flores parece haber aprendido bien las lecciones del pasado y hoy utiliza la misma estrategia aprista que la hundió con un mote. Si a “Lulú” la tumbaron llamándola la candidata de los ricos, ella busca el mismo resultado caricaturizando a Villarán como la Caperucita Roja.
“¿Tanto miedo le tienen a una izquierda moderna, progresista y liberal? ¿Avanzo en las encuestas y me ponen en portadas al lado de Abimael Guzmán? Esta campaña viene de una derecha cavernaria que no entiende que, al igual que en Brasil o Chile, podemos convivir y construir una democracia con distintos puntos de vista. Soy una demócrata, he sido ministra de la Mujer, defensora de la Policía y cuando tuve responsabilidad de gestión, siempre me supe rodear bien”, aclara Villarán.
POBRE NIÑA RICA
Si algo le quita la sonrisa, además de las últimas denuncias periodísticas, es su sambenito de pituca. “Es cierto, vivía en una casa acomodada. Mi padre comerciaba autos Porsche y tenía un Lincoln Continental, pero hizo un mal negocio, perdió su dinero y terminó con un Volkswagen escarabajo”, afirma.
¿Y qué hay de “Susy Jazz Zone”? Una vez más Villarán frunce el ceño y aclara que el local miraflorino no es propiedad suya, sino de su hermano Álvaro. “Los siete hermanos heredamos una parte del pasaje El Suche y con eso pagamos la vivienda de Jesús Cabanillas [tía de Meche, quien los crió], los gastos de una hermana que tiene dificultades y nuestra casa comunitaria en la playa Arica”.
Villarán cuenta que en sus años de bonanza estudió en el Chalet del Sagrado Corazón y vivió en una casona en la cuadra 6 de la avenida La Paz (donde actualmente se encuentra ese centro comercial). Admite haber sido una niña traviesa, al punto que a los 2 años sus padres ya no la aguantaron y la mandaron al colegio. “Convivía con la desigualdad. Pasaba más tiempo en la lavandería con Celinda [su cocinera cajamarquina], que me contaba cuentos lindos, y Felipa, mi mama chinchana, que era una mujer fuerte y recia. Ellas me sacaron de mi burbuja”, afirma. Pero fue su tía Rosalía Lavalle, la fundadora del Hogar de la Madre, quien la llevó a trabajar a su clínica y la contactó realmente con la pobreza.
Al terminar el colegio, Villarán ingresó al Instituto de Educación Familiar y llevó cursos libres en la Pontificia Universidad Católica. En el patio de letras conoció a Manuel Piqueras y con el amor llegó su primera acción revolucionaria.
Piqueras, junto con Cucho Haya, Javier Diez Canseco y Mirko Lauer (a quien confiesa haberle enviado un correo electrónico para pedirle perdón por sacar a la luz la historia del “troncho”) fundaron el Frente Revolucionario de Estudiantes Socialistas. Una de sus movidas fue boicotear La Cena del Cardenal, una reunión en la que se donaba dinero para los pobres. Ellos pensaron que la iniciativa era falsa y no se les ocurrió mejor idea que malograr la noche del cardenal Landázuri. Villarán también participó y al día siguiente apareció en la primera plana de “Correo” retratada como una revoltosa.
En 1969 se casaron en Cajamarca, donde Piqueras trabajaba con un grupo de religiosos en Yacanora. Ella se puso un traje blanco y un poncho rojo y él una chompa y un jean. Eran dos hippies enamorados. Al regresar a Lima se instalaron por propia voluntad en el asentamiento humano Caja de Agua. “A mis padres les chocó, pero cuando perdieron todo comprendieron nuestro punto de vista. Nosotros queríamos vivir la pobreza, no que nos la contaran”, afirma Villarán, quien por esa época trabajaba como maestra en el Sophianum, mientras que su marido era obrero de construcción civil.
EXPERIENCIA EN GESTIÓN
Villarán niega las versiones que la acusan de haber viajado a Chile en 1971 para recibir entrenamiento guerrillero por encargo de Vanguardia Revolucionaria. “Nunca fui militante. Viajé junto con Manuel, mis hermanos Fernando y Josefina y mis dos hijos para estudiar Sociología en el Centro de Estudios de la Realidad Nacional”.
Durante su vida política participó en paros y protestas, pero también ha tenido iniciativas sociales que le han valido más de un reconocimiento, entre los que destacan haber sido miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA y del Comité de Derechos del Niño de las Naciones Unidas, cargo que ocupa actualmente.
En 1979, inició junto con su madre una campaña social en el vecindario de Matazango, que luego se convirtió en el célebre Vaso de Leche. Fue secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y directora de Ideele Radio.
En el año 2000, el presidente Valentín Paniagua la nombró ministra de la Mujer y Desarrollo Social en el gobierno de transición.
Al asumir funciones, Villarán estableció una comisión de transparencia para despolitizar los programas sociales y también fue cocreadora de las mesas de lucha contra la pobreza. Pocos recuerdan que entre sus trabajos más llamativos se encuentra la recuperación de US$143.625 pagados irregularmente por el patronato del Parque de las Leyendas a una empresa sudafricana que nunca entregó los dos rinocerontes y las dos jirafas que le pidieron.
EL RETO ELECTORAL
Si bien a Villarán la avala su gestión ministerial, ella sabe que eso no es suficiente para una victoria en las urnas. “Me preocupa que el 71% diga que no conoce el símbolo de Fuerza Social. Tenemos que hacer un esfuerzo inmenso en poco tiempo. Me queda claro que los limeños quieren una alcaldesa y después de Cataño se han dado cuenta de que yo soy la mujer honesta en esta campaña”.
A diferencia de los otros candidatos, la suya es una propuesta con mayor énfasis en los programas sociales que en las obras físicas. “A mí me van a recordar por la inversión en las familias, en los jóvenes. Por reordenar el tránsito y descontaminar Lima”. ?
¿QUÉ HARÁ SI GANA?
“Crearé el concejo del Cercado, que es un tema clave que lleva más de 20 años esperando. Presidiré la primera sesión del comité regional y metropolitano de seguridad ciudadana y jamás me moveré de la conducción efectiva. Llamaré al primer fondo concursable del programa jóvenes organizados desarrollando iniciativas (JODI). También se tiene que nombrar inmediatamente a la autoridad única de transporte de Lima. Presidiré la asamblea de alcaldes y elaboraremos el plan del bicentenario”.
¿QUÉ HARÁ SI PIERDE?
“Continuar. Esto es un esfuerzo paso a paso. Quiero seguir desarrollando Fuerza Social, que se consolide en Lima, pero también recuerden que soy una lideresa nacional, soy vicepresidenta del partido. En el caso de no salir, tendré la Escuela Nacional Descentralizada Rosa Góngora, que es una escuela para la formación de mujeres y hombres políticos. Sobre todo de jóvenes en gestión para el buen gobierno. Esa es la tarea con la que voy a terminar mis días”.

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